martes, 7 de agosto de 2018

DOCTRINAS


EL ESPÍRITU SANTO EN LAS ESCRITURAS
1. TÍTULOS DEL ESPÍRITU SANTO
Los nombres y títulos del Espíritu Santo nos revelan mucho acerca dequién es Él. Aunque el nombre de “Espíritu Santo” no aparece en elAntiguo Testamento, se usan una serie de títulos equivalentes. El Espíritu Santo,como miembro de la Trinidad, de la forma en que lo revela el NuevoTestamento, no está revelado en la Biblia hebrea. Sin embargo, el hechode que la doctrina sobre el Espíritu Santo no esté plenamente revelada enla Biblia hebrea no cambia la realidad de su existencia y obra en lostiempos del Antiguo Testamento.
El título más frecuente en el Antiguo Testamento es “el Espíritu deYahwé” (heb. ruáj YHWH [Yahwé]), o como se suele encontrar ennumerosas traducciones antiguas: “el Espíritu del Señor”. ElEspíritu de Yahwé estuvo activo en la creación, tal como lo revela Génesis1:2, refiriéndose al “Espíritu de Dios”.
Encontramos un rico conjunto de títulos del Espíritu Santo en Juan 14–16. En el 14:16, Jesús dice que enviará otro Consolador, Ayudador oConsejero. La obra del Espíritu Santo como Consejero incluye su papelcomo el Espíritu de verdad que habita en nosotros (Juan 14:16; 15:26),como maestro de todas las cosas, como el que nos recuerda todo lo queCristo ha dicho (14:26), como el que dará testimonio de Cristo (15:26), ycomo el que convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio(16:8).
En las Epístolas encontramos varios títulos del Espíritu Santo: “Espíritude santidad” (Romanos 1:4); “Espíritu de vida” (Romanos 8:2); “Espíritude adopción” (Romanos 8:15); “Espíritu Santo de la promesa” (Efesios1:13; traducido también como el “Espíritu Santo prometido”); “Espíritueterno” (Hebreos 9:14); “Espíritu de gracia” (Hebreos 10:29); y “Espíritude la gloria” (1 Pedro 4:14).
2. SÍMBOLOS DEL ESPÍRITU SANTO
Los símbolos nos dan imágenes concretas de cosas que son abstractas,como la Tercera Persona de la Trinidad. Los símbolos del Espíritu Santotambién son arquetipos. En la literatura, un arquetipo es un carácter, tipo,tema o símbolo que aparece una y otra vez y que se puede encontrar enmuchas culturas y momentos.
En todas partes, el tiempo representa afuerzas poderosas, aunque invisibles; Estos símbolosrepresentan realidades que son intangibles, pero verdaderas.
El viento. La palabra hebrea ruáj tiene una notable amplitudsemántica. Puede significar “aliento”, “espíritu” o “viento”. Se usaparalelamente a nefesh. El significado básico de nefesh es “ser viviente”;esto es, todo lo que respire. Su amplitud semántica se desarrolla a partirde aquí, para referirse a prácticamente todos los aspectos emocionales yespirituales de un ser humano. Ruáj toma parte de la amplitudsemántica de nefesh. Así, en Ezequiel 37:5–10, vemos que algunastraducciones ponen “aliento”. En el 37:14, Yahwé explica que Él pondrá suEspíritu en Israel.
La palabra griega pnéyma tiene una amplitud semántica casi idéntica ala de ruáj. El símbolo del viento lleva consigo la naturaleza invisible delEspíritu Santo, tal como vemos en Juan 3:8. Podemos ver y sentir losefectos del viento, pero el viento en sí es invisible. Hechos 2:2 usa congran fuerza la imagen del viento para describir la venida del EspírituSanto el día de Pentecostés.
El agua. El agua es necesaria para sostener lavida. Jesús prometió ríos de agua viva. “Esto dijo el Espíritu” (Juan 7:39).La persona quese deleita en la ley (heb. Torá, “instrucción”) de Yahwé y medita en ella dedía y de noche es “como árbol plantado junto a corrientes de aguas… suhoja no se cae” (Salmo 1:3). El Espíritu de verdad fluye desde la Palabracomo agua viva que sostiene, refresca y da poder al creyente.
El fuego. El aspecto másamplio del fuego como agente limpiador se encuentra en la declaración oprofecía de Juan el Bautista: “Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Suaventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en elgranero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará” (Mateo 3:11–12; véase también Lucas 3:16–17).Esto tiene su aplicación más directa a la separación del pueblo de Dioscon respecto a aquéllos que han rechazado a Dios y su Mesías y que sufrirán el fuego del juicio. Sin embargo, el fuego purificadordel Espíritu de Santidad está obrando también en el creyente (1Tesalonicenses 5:19).
El aceite. CitandoIsaías 61:1–2, Jesús proclama: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porcuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres” (Lucas 4:18).El aceite era usado desde el principio para ungir primero a los sacerdotesde Yahwé y después a los reyes y los profetas. Es el símbolo de laconsagración del creyente por parte de Dios, al servicio del reino de Dios.
Cuando recibimos la unción del Espíritu de verdad, que hace brotarríos de agua viva desde nuestro ser interior, recibimos poder para servir aDios. En el Espíritu Santo, el agua y el aceite sí se mezclan.
La paloma. El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en la forma de unapaloma en los cuatro relatos del Evangelio. La paloma es un arquetipo dedelicadeza y paz. El Espíritu Santo habita en nosotros. No nos posee. Nosata a sí en el amor, en contraste con las cadenas de los hábitospecaminosos. Es delicado. Nos da la paz en medio de las tormentas de lavida.
3. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
Nadie comprende por completo al Dios infinito, o a su infinitouniverso, ni conoce y comprende perfectamente todas las palabras de laBiblia. Todos seguimos siendo discípulos (literalmente, “aprendices”).
Como criaturas finitas que somos, no nos debería sorprender el darnoscuenta de lo totalmente necia que es la afirmación de que hemos llegado acomprender por completo al Dios infinito. Dios sigue obrando en suIglesia y con cada uno de nosotros, transformándonos en la imagen deCristo. La doctrina de la santificación progresiva se refiere directamente a este tema.
Antes del día de Pentecostés
El Espíritu Santo no vino a este mundo hasta el día de Pentecostés.Tengamos en cuenta la profecía de Joel 2:28–29 y la cita de ella quehace Pedro en Hechos 2:17–18.“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestroshijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes veránvisiones…”El Espíritu Santo inspiró a los profetas del Antiguo Testamento, pero le vemos por primera vez desde la creación en Génesis 1:2.
En el movimiento pentecostal
Aunque suactividad ha aumentado en cantidad a medida que ha crecido la Iglesia, esel mismo Espíritu Santo el que obra en el mundo de hoy, y el que estabaobrando en el mundo anterior al día de Pentecostés. Sin embargo, debidoa la revelación progresiva, y a la comprensión progresiva, nuestro gradode comprensión acerca de la obra del Espíritu debería ser más alto.
Durante los primeros años del movimiento pentecostal, generalmentehacerse pentecostal equivalía a ser sacado de su denominación originalpara entrar en una de las comunidades pentecostales.
COMO CONSOLADOR
La obradel Espíritu Santo como Consolador comprende su papel como el Espíritude verdad que habita en nosotros (Juan 14:16; 15:26), como Maestro detodas las cosas, como Aquél que nos recuerda todo cuanto Cristo ha dicho(14:26), como el que dará testimonio a favor de Cristo (15:26), y como elque convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio (16:8).3 Nuncavaloraremos lo suficiente la importancia de estas funciones. El EspírituSanto en nosotros comienza a aclarar las creencias erróneas, incompletas ydesordenadas sobre Dios y su obra, sus propósitos, su Palabra, y sobre elmundo, que traemos con nosotros a nuestra relación con Dios. Tal comoafirmara Pablo, es una obra para toda la vida, que nunca se veráterminada de este lado del velo (1 Corintios 13:12). Vemos claramenteque el Espíritu Santo es más que alguien dedicado a consolarnos ennuestras aflicciones; Él es también quien nos guía hacia la victoria sobre el pecado y la angustia.

1. ES MAESTRO
El Espíritu Santo puede y quiere ayudar a todo creyente para queinterprete y comprenda correctamente la Palabra de Dios y su obracontinua en este mundo. Él es quien nos guiará a toda verdad. El Espíritu Santo nos conducirá a todaverdad a medida que leamos y estudiemos cuidadosamente la Biblia bajosu dirección.
Juan exhorta a la Iglesia a “probar los espíritus si son de Dios” (1 Juan4:1). Esto significa que debemos permitir que el Espíritu de verdad nosguíe en la tarea de interpretar la Palabra de Dios, y que necesitamosconfrontar todos nuestros pensamientos y los de otros con las Escrituras.
Aquí hay un verdadero peligro. Un autor afirma en la cubierta de su libro:“Este libro fue escrito en el Espíritu.” Otro declara acerca de su libro:“Predicciones correctas al ciento por ciento acerca de las cosas futuras.” La tarea del lector, con la ayuda del Espíritu Santo, consiste en seguir elejemplo de los hermanos de Berea, que son elogiados por Él a través deLucas porque “escudriñaban cada día las Escrituras para ver si estas cosas[dichas por Pablo] eran así” (Hechos 17:11).
Hay otro aspecto más de la obra del Espíritu Santo como maestro. Esaobra consistió en preparar a Jesús, el Hijo de Dios encarnado, para sulabor como Rey, Sacerdote y Cordero para el sacrificio. El Espíritu Santodescendió sobre María y la cubrió con su sombra, engendrando a Jesús, elHijo de Dios. Fue Él también quien le hizo de maestro a Jesús siendo ésteniño, de tal manera que a los doce años fue capaz de dejar asombrados alos maestros en el templo. “Se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios erasobre él” (Lucas 2:40).
Después de su bautismo en el Jordán, Jesús, aquien se describe como lleno del Espíritu Santo, batalló con el adversariodurante cuarenta días (Lucas 4:1–13). Siguió su vida lleno del EspírituSanto. Como consecuencia, cuando el diablo buscaba un “momentooportuno” para volverlo a tentar, los resultados eran los mismos. Jesús“fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos4:15; véase también 2:10–18). Si estamos llenos del Espíritu Santo cuandoluchamos con nuestra carne y con el Adversario, nosotros tambiénpodremos obtener la victoria sobre la tentación por medio del Espíritumismo.
2. DA TESTIMONIO DE CRISTO
La actividad del Espíritu Santo como el que da testimonio de Cristocomienza en el Antiguo Testamento y continúa hasta nuestros días. Fue elEspíritu Santo quien inspiró a los profetas del Antiguo Testamentomientras escribían las profecías sobre el Mesías que habría de venir.
Lucas nos informa que el Espíritu Santo dio testimonio de que seacercaba la venida de Cristo, por medio de Juan el Bautista, de sus padres,de María, y de Simeón y Ana en Jerusalén (véase Lucas 1–3). En Juan16:13–15, Jesús afirma que la obra del Espíritu Santo no es hablar por símismo, sino sólo aquello que el Padre y el Hijo le indican que diga.
3. ES LA PROMESA
Todo lo que hace el Espíritu es vitalpara el reino de Dios. Sin embargo, hay una motivación central, unafunción básica del Espíritu Santo, sin la cual todo cuanto se ha dicho de Élhasta este momento sería en vano: el Espíritu Santo es el depósito quegarantiza nuestra herencia futura en Cristo (Efesios 1:13–14).
¿Qué es lo que garantiza la obra del Espíritu Santo en nuestra vida y enla vida de la Iglesia? “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere,tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. Y poresto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. Porque asimismo los que estamos eneste tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sinorevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Mas el que nos hizo para estomismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu” (2 Corintios 5:1–5).
Por medio del Espíritu Santo llegamos a conocer a Dios porexperiencia propia, como en la palabra hebrea yadá, “conocer porexperiencia”. Nuestra experiencia con el Espíritu Santo nos sirve deprueba de la resurrección de Cristo.
EL ESPÍRITU SANTO Y LA SANTIFICACIÓN
El nombre “Espíritu Santo” aparece noventa y cuatro veces en el NuevoTestamento (incluyendo la aparición única de “Espíritu de santidad” enRomanos 1:4).
Los escritores del Nuevo Testamento usaron laexpresión “Espíritu Santo” con tanta frecuencia porque reconocían loimportante que es el Espíritu para la santificación del cristiano.
Los símbolos que usaron estos escritores con respecto al Espíritu sontambién reveladores. Los rituales de purificación del Antiguo Testamento(acerca de los cuales hablaremos más adelante) usaban sangre, agua yfuego. La primera señala hacia el ministerio de Jesús; la segunda y (hastacierto punto) la tercera, al ministerio del Espíritu Santo. Estos símbolos eran poderosos para los oyentes judíos,acostumbrados a los bautismos y a otros ritos de purificación que había enel judaismo del primer siglo.
En general, cuando la gente de hoy habla de la obra del Espíritu conrespecto a la santificación, se refiere a un proceso (o experiencia)espiritual por el cual pasa la persona, y que la hace más santa. Algunosidentifican esta experiencia con la salvación; otros la identifican como unaexperiencia posterior, y otros la identifican como un proceso que incluyeambas experiencias anteriores y más. Sin embargo, la obra santificadoradel Espíritu comprende más aún. Es parte integral de todo el plan de Diospara la humanidad; su “historia de la salvación”.
DEFINICIÓN DE LA SANTIFICACIÓN
La santificación es el proceso por medio de la cual Dios está limpiandonuestro mundo y sus habitantes. Su meta final es que todas las cosas animadas o inanimadas, sean purificadas de toda mancha de pecado oimpureza. Con este propósito, nos ha proporcionado el medio desalvación a través de Jesucristo. Al final de los tiempos, también haplanificado entregar al fuego todo lo que no pueda o quiera ser purificado(Apocalipsis 20:11 a 21:1; véase también 2 Pedro 3:10–13), limpiando asíla tierra de todo cuanto es pecaminoso.La misión del Espíritu Santo en la etapa presente de la historia de lasalvación es cuádruple:
a) convencer al mundo.
b) limpiar al creyentepor medio de la sangre de Cristo cuando nace de nuevo.
c) hacer real enla vida del creyente el pronunciamiento legal de justicia que Dios ha hecho.
d) llenar de poder al creyente para que ayude en el proceso desantificación de otros por:
Ø  La proclamación del evangelio a los no creyentes.
Ø  La edificación de los creyentes.
Lo acostumbrado entre los teólogos es utilizar el término“santificación” solamente para hablar de la tercera de estas cuatro tareasdel Espíritu Santo. Lo que ha comenzado en la regeneración, cuando le fue otorgada eimpartida al creyente una novedad de vida. En especial, la santificación esla aplicación por parte del Espíritu Santo a la vida del creyente de la obra hecha por Jesucristo.

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