ELEGIDOS EN CRISTO
Efesios
1: 4.
La doctrina de “la
Elección” es una de las grandes prioridades en la palabra de Dios. Al hablar de esto,
tropezamos con dos aspectos teológicos:
(1) La soberanía de
Dios (predestinación [Romanos 9: 18-21; 11: 32]). De acuerdo con estas referencias
bíblicas, pudiéramos decir: que Dios en su soberanía, destruye a quien él
quiere destruir y da vida a quien él quiere que viva; pero esto, sólo es por motivos
de su soberanía. En verdad el carácter de Dios, no es el de destruir; el hombre
se pierde por sus propias necedades; pero Dios nunca quiere que alguien se pierda
(Juan 3: 16).
(2) EL libre albedrío
(Génesis 3: 1-7; Juan 1: 11-12; 3: 14-15; Marcos 16: 15-16). En la vida
cristiana este aspecto es el más ortodoxo, porque hace resaltar la misericordia
divina; dicha cualidad, es la más relevante en el carácter de Dios.
Para adentrarnos un
poco más en este contenido tomando en cuenta lo anterior, vamos a considerar lo
que en base a las Escrituras, significa ser elegidos en Cristo:
I -Significa que él
optó por nosotros.
A -Aún no habíamos
nacido, ni siquiera habíamos sido engendrados, cuando Jesucristo se ofreció
para ser nuestro redentor. Quiso pagar el precio por toda la humanidad, mucho
antes de que ésta existiera.
B -EI quiso entrar en
el vientre de una mujer, para nacer y vivir entre nosotros y así entender las
incidencias de la vida, y ayudarnos a encontrar la ruta del bien.
II -Significa que él
nos amó primero.
Jesucristo dejó su
lugar de gloria allá en el cielo, para venir a sufrir entre los hombres;
estando en esta condición, se humilló hasta la muerte; para obtener así, una completa
exaltación sobre su magna creación.
III -Significa que en
Cristo, somos libres de elegir el bien.
A -El dice que vino a
libertar a los cautivos; es decir, a quienes estaban atados a la maldad, porque
él no es amigo de los malos. El malo no habitará junto a él.
B -Los malos, no son
elegidos por Dios para ser malos, como algunos piensan que Dios los ha elegido para
perdición; éstos son malos, porque ellos eligieron serlo (Romanos 9: 22); en
contraste con los buenos, quienes cedieron sus derechos a Dios, para ser
preparados de acuerdo con su soberana voluntad (Romanos 9: 23). Esto significa
que en Cristo somos elegidos, cuando cedemos nuestros derechos a él.
Si nosotros podemos
sentir el efecto de esta elección, será visible, admirable y continua, nuestra
gratitud a Dios por su valioso regalo, entregado a la humanidad.
En mi infancia
siempre estuve confundido
Y advertido a
mantenerme en el pecado
Los placeres ya me habían
encadenado
Pero en Cristo ya había
sido elegido
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